sábado, 5 de noviembre de 2011

Valencia y la donación Orts-Bosch



Viendo la escasa repercusión mediática que ha tenido la donación Orts-Bosch en los medios de comunicación generalistas, donde en ningún momento ha sido noticia a nivel nacional, podría pensarse que Valencia no está a la altura de tan generosa donación. Es inaudito que desde las administraciones públicas no se haga el máximo esfuerzo por difundir y rentabilizar este importante legado que tiene por destinatario a todos los valencianos. Contrariamente en la prensa local aparen artículos tendenciosos en donde se buscan tres pies al gato y se pierde el fundamento de la noticia.

Con su donación D. Pere Maria Orts ha contribuido a llenar los muchos huecos que aún tiene el Museo de Bellas Artes de Valencia, cometido que debería haber sido un objetivo básico de la administración pública -incluida también la nacional- ya que no debemos olvidar que el Museo de Bellas Artes de Valencia, aunque de gestión autonómica, sigue siendo un museo de titularidad estatal que recibe muy poco de "Madrid".

Los continuos retrasos en la ampliación del museo, un proyecto que carece de ambición desde el primer momento, lastra indefectiblemente al que está llamado a ser uno de los primeros museos nacionales. Tan solo recordar que en este momento del legado realizado por Muñoz Degraín en 1913 no hay expuesto ni un solo cuadro de los 52 que recibió el museo, incumpliendo las condiciones de la donación que curiosamente son muy parecidas a las establecidas por D. Pere Maria Orts. ¿Será este el destino que le espera a la donación Orts-Bosch dentro de unos años?.

La falta de entidad jurídica de la institución también es otro problema añadido, que le impide tener una administración ágil y moderna, capaz de atraer ingresos del sector privado, como hace brillantemente el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el cual tiene como patronos a empresas tales como El Corte Inglés o Iberdrola, presentes asimismo en el seno de la sociedad valenciana. Paradógicamente en el programa electoral de Partido Popular aparece la creación del Instituto Valenciano de Arte Clásico, que podría resolver algunos de estos problemas, pero parece ser que esta promesa electoral va a ser inclumplida.

           Muchas cosas deben cambiar en la sociedad valenciana para que el Museo de Bellas Artes sea un referente a nivel nacional. Pero es obligación de las administraciones públicas el dotar a nuestro buque insignia de todos los instrumentos para que se desarrolle y cumpla su función social. Es cuestión de talento -que no le falta a su actual director- presupuesto e imagen corporativa. Una sociedad pretendidamente moderna como la valenciana debe saber buscar estos instrumentos que le permitan superar el ostracismo informativo y estar a la altura de una donación sin precedentes, que ha situado al Museo de Bellas Artes en una evidente posición de despegue.

Publicado en, Levante-emv, 23/06/2006, p. 4

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