martes, 8 de noviembre de 2011

Más de lo mismo en el Museo de Bellas Artes de Valencia


En mi anterior artículo de este blog -escrito en octubre de 2007- ya hablaba de una serie de problemas que se ciernen sobre el Museo de Bellas Artes de Valencia y que todavía a día de hoy siguen sin resolverse. Desgraciadamente, pasados estos cuatro años de cierto ostracismo ágrafo que terminan definitivamente con este blog, los asuntos y los problemas referentes al Museo de Bellas Artes no solamente siguen enquistados, sino que han empeorado notablemente. Tan solo voy a centrarme en este momento en dos de los más alarmantes, como es el caso de la enésima paralización de las obras de ampliación y rehabilitación del edificio y el disparatado nombramiento de Paz Olmos como nueva directora.

El caso de la ampliación del Museo es especialmente sangrante, ya que las obras empezaron justamente hace ahora 25 años y han vuelto a paralizarse sine die. El Ministerio de Cultura había presupuestado a regañadientes 4,5 de los 19,3 millones de euros necesarios para la rehabilitación del museo, después de una enmienda en el Congreso del diputado Ferran Bono, ya que inicialmente el Ministerio tan solo consignaba la ridícula cifra 145.000 euros. Solo faltaba que el Ayuntamiento de Valencia diera la licencia de obra -solicitada por el Ministerio el 9 de marzo- pero el consistorio no ha tenido a bien concederla. Una vez más han prevalecido los mezquinos intereses personales y de partido frente al interés público. Este despropósito -con la misma secuencia de permutas, licencias y dinero que vuela- no es la primera vez que sucede en la ya dilatada historia de la ampliación del museo y probablemente -con los tiempos que se avecinan- no será la última.

También es corresponsable de esta situación el Ministerio de Cultura que no ha hecho el más mínimo esfuerzo por ratificar la permuta de terrenos pactada en el convenio del año 2000, por la cual el Ayuntamiento cedía las tres parcelas traseras del museo de 2.735 metros sobre las que se ha edificado la ampliación del mismo y por su parte, la Administración General del Estado cedía el jardín lateral anexo al antiguo Colegio de San Pío V de 2.055 metros que se integraba en los jardines de Viveros, como sucede ya de facto en la actualidad. En estos once años nadie ha tenido tiempo de ratificar o denunciar el convenio, independientemente del partido político que se ha alternado en el gobierno del Estado. Es evidente que la desidia e incompetencia de los gestores públicos es inaudita, por no utilizar otro calificativo.

Por último tenemos el caso del nombramiento de Paz Olmos como nueva directora del Museo de Bellas Artes con “adscripción provisional al cargo”. La plaza de director/a del museo valenciano de cabecera ha sido adjudicada a dedo sin salir a concurso público, como exige la Ley 10/2010, de 9 de julio, de la Generalitat, de Ordenación y Gestión de la Función Pública Valenciana. La excusa para el nombramiento de esta abogada -que no tiene ningún conocimiento de arte o museología- fue la de su condición de “político”, ya que las negociaciones con el Ministerio de Cultura para la ampliación del museo requerían de tal rango. Visto el desenlace de la “negociación” podemos afirmar que tales argumentos han sido una mera falacia. Probablemente el único merito cualificado de Paz Olmos para ostentar el cargo es tener el carnet del Partido Popular.

La voracidad de determinados políticos no tiene límites, más aún con la citada Ley de Ordenación y Gestión de la Función Pública Valenciana de 2010, a tenor de la cual los jefes de servicio pasan a ser personal de confianza y desaparecen los funcionarios que habían accedido a este puesto por concurso. Los jefes de servicio, que hasta ahora tenían nivel 26 y un complemento 46 pasan a nivel 28 y complemento 50. Parece ser que para los profesionales de la política no hay recortes. Esto es una buena muestra de por donde van los tiros y de lo que nos espera, pero lo más grave de todo es que la gestión pública estará en manos de personas que acceden al cargo sin ninguna cualificación profesional específica, como es el caso que nos ocupa.

El patronato del Museo de Bellas Artes sigue sin reunirse desde hace más de 10 años y seguirá sin reunirse, para no tener que tratar el nombramiento de Paz Olmos y tantos otros asuntos que son despachados con una mera comisión permanente, que en más de una ocasión se ha tratado de filtrar a la prensa como la sesión de un patronato. Vuelvo a repetir, para que quede bien claro, que el patronato del museo no se ha reunido desde hace más de 10 años, cuando tiene la obligación de reunirse como mínimo cuatro veces al año de conformidad con el convenio suscrito el 24 de septiembre de 1984 (BOE de 19 de enero de 1985) y, en lo previsto en el mismo, por lo establecido en el Reglamento de los Museos de Titularidad Estatal y del Sistema Español de Museos, aprobado por el Real Decreto 620/1987, de 10 de abril (BOE 13 de mayo de 1987).

Ante todos estos atropellos la sociedad reacciona tímidamente, pero no supera su impotencia. Tan solo algún colectivo profesional, combativas asociaciones ciudadanas o personas individuales han alzado su voz. Parece que la sociedad valenciana está amilanada en su conjunto y lleva camino de convertirse en una gran “alquería blanca”, manipulada a su antojo por los políticos y sus medios de comunicación. Se que este blog es poca cosa ante el desparpajo mediático que nos envuelve, pero hay que intentarlo…

2 comentarios:

  1. Y está muy bien que lo hagas, joan, porque más allá de la difusión y/o el efecto que pueda tener tu artículo, al menos deja constancia de lo que está ocurriendo y documenta cómo se vulneran constantemente las leyes desde la propia administración. Y, si me permites esta expresión de pesimismo, esto no es nada para lo que se nos avecina si los resultados de las generales son los que indican las encuestas. El poder absoluto, ya se sabe... Saludos cordiales.

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  2. Muchas gracias Isabel por tu comentario, es muy gratificante sentir la proximidad de personas a las que no conozco personalmente y que se sienten comprometidas.
    Un fuerte abrazo.

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