Los cambios políticos que se
vislumbra en un futuro inmediato abren un tiempo nuevo y esperanzador en el
ámbito de la cultura. Especialmente en el maltratado Museo de Bellas Artes de
Valencia. A día de hoy nuestro “Museo Nacional”, tan castigado por los actuales
gestores políticos, se encuentra sin conservadores, con una directora sin
mérito alguno y con una reforma en marcha que adolece de programa museográfico.
Tampoco hay un catálogo razonado de las obras del mismo que haya sido publicado
y nunca se han denunciado ante la justicia la consabida “desaparición” de obras
de arte, salvo el episodio puntual denunciado en su día por la Federación de
Servicios Públicos del sindicato UGT. Inaudito pero cierto.
¿Qué proponen los partidos
políticos que están llamados a conformar un nuevo gobierno? Mención expresa al
Museo de Bellas Artes de Valencia tan solo aparece referenciada en el programa
electoral del PSPV (807): “Adquirimos el firme compromiso de volver a ubicar
al Museo de Bellas Artes como centro museístico neurálgico de la cultura y
patrimonios valencianos. Alcanzar la finalización de la ampliación y establecer
las medidas y recursos necesarios para articular una gestión museográfica que
esté a la altura de las colecciones que se conservan. Recuperarlo y redefinir
su gestión será una de las líneas estratégicas prioritaria de nuestra política
cultural”. Suena muy bien, pero hay que llevarlo a efecto y en su momento no lo
hicieron.
Hay consenso unánime en los tres
partidos políticos -PSPV, Compromís y Podemos- respecto a la forma de elección
de la dirección. El PSPV (806): “Promoveremos la aplicación del Documento cero
del sector del arte contemporáneo de Buenas Prácticas en museos y centros de
arte a los Museos de la Comunitat Valenciana”. Compromís (41): “Las direcciones
artísticas autónomas de los diferentes organismos de la Generalitat se cubrirán
por concurso público siguiendo el criterio de buenas prácticas en la gestión,
avalado por un proyecto-programa evaluable con un periodo de dos a cinco años
de duración”. Podemos (169): “Implantaremos un código de buenas prácticas en el
ámbito autonómico con medidas de ejercicio responsable de la Administración
Pública y medidas para garantizar la transparencia en las instituciones
culturales”.
Para llevar a efecto este propósito
y aplicar las “buenas prácticas” de forma correcta se tendrá que cambiar previamente
la entidad jurídica del museo, ya que el Museo de Bellas Artes de Valencia no es
un instituto autónomo como es el caso del IVAM. Tras la sentencia de 2005, la
dirección del museo -con categoría de alta dirección- está sujeta a concurso
público, pero solo entre los funcionarios de la Generalitat, por lo que se coarta
la libre concurrencia . De hecho en 2005 tras un concurso “fallido” la Conselleria
de Educación, Cultura y Deporte consiguió que la Dirección General de Función
Pública modificase las condiciones para optar a la plaza de “director” a fin de
que Fernando Benito pudiera presentarse y ganarla. Hasta ese momento la
designación del director siempre se había hecho a dedo por designación directa,
como es el caso de la actual directora, que accedió a la dirección con
“adscripción provisional al cargo”, sin salir a concurso público, como exige la
Ley 10/2010, de 9 de julio, de la Generalitat, de Ordenación y
Gestión de la Función Pública Valenciana.
Respecto a la deseable coordinación
entre los distintos museos valencianos los partidos apuestan por ello, aunque obvian
la puesta en marcha del Sistema Valenciano de Museos, establecido en la ley 4/1998, de 11 de junio, de la Generalitat
Valenciana, del Patrimonio Cultural Valenciano (DOCV núm. 3267 de 18 de junio
de 1998) que jamás ningún gobierno ha puesto en marcha. El PSOE (808): “Potenciaremos
la formación y profesionalización de los gestores de la Red de Museos de la
Comunitat Valenciana, apostar por la gestión innovadora, la utilización
conjunta de recursos y programación. Apostamos por el intercambio de obras
entre nuestros museos y la organización conjunta de exposiciones temporales,
también la colaboración con museos en ámbitos nacional e internacional, como
medida para impulsar la difusión de nuestra riqueza cultural”. Compromís (26): “Crearemos
la Red de Museos Valencianos de titularidad pública (sea estatal, autonómica,
provincial o municipal) para coordinar y aprovechar mejor los medios
existentes. Crearemos el Departamento de Educación Artística al Consorcio de
Museos de la Generalitat, formado por educadores artísticos, que ayudan a
transformar los almacenes de arte en centros vivos y didácticos”. Podemos (170): “Crearemos órganos de diseño y control de las políticas públicas, en los que
participarán los sectores profesionales y la ciudadanía, y Observatorios
Ciudadanos de la Cultura que sirvan para evaluar el uso de los recursos
comunes, y cuyo objetivo prioritario sea fortalecer un tejido cultural
conectado con las demandas de la ciudadanía”.
En mi opinión el Consorcio de
Museo de la Comunidad Valenciana, creado por Consuelo Císcar en 1995, no es la
institución adecuada para llevar a efecto estos propósitos. El referido consorcio
ha vaciado de competencias al Museo de Bellas Artes, que no tiene una infraestructura
propia y capacidad de programación de sus exposiciones. Lo mismo acontece con el
IVACOR que ha fagocitado al exiguo departamento de restauración. Y qué decir
del área de didáctica, mermada hasta extremos inauditos. El museo tiene que ser
autónomo, como cualquier institución de su rango y con capacidad de gestión y
programación, lo cual no quiere decir que no esté coordinado. Hay que atreverse
a desarrollar el Sistema Valenciano de Museos, configurado como una “estructura
organizativa que se crea para facilitar la coordinación y tutela por parte de
la Generalitat de los museos y colecciones museográficas permanentes que se
integren en ella”.
La categoría de “Instituto” para
el Museo de Bellas Artes de Valencia –como lo es el IVAM- es la única solución
posible para tener una administración moderna y autosuficiente, capaz de atraer
recursos del sector privado. El mecenazgo a través de miembros corporativos o
patronos contribuiría de forma significativa al saneamiento económico y a la
deseable imbricación del conjunto de la sociedad valenciana en el desarrollo del
museo, que sigue siendo en muchos ámbitos un desconocido. El Ministerio de
Cultura no aporta ni un solo euro al presupuesto anual del Museo de Bellas
Artes de Valencia, cuando la titularidad, el edificio y una buena parte de las
colecciones son del Estado. Es el problema de ofrenar noves glòries a Espanya… y no reivindicar lo que es nuestro.
Otro problema es la politización
de tres instituciones que son vitales para el Museo de Bellas Artes de
Valencia. En primer lugar el Patronato del museo, totalmente inoperante y sin
vinculación con la sociedad valenciana. Incumple sistemáticamente el convenio
suscrito el 24 de septiembre de 1984 (BOE de 19 de enero de 1985) y el
Reglamento de los Museos de Titularidad Estatal y del Sistema Español de
Museos, aprobado por el Real Decreto 620/1987, de 10 de abril (BOE 13 de mayo
de 1987). Otro inconveniente es la deriva de la Real Academia de BB.AA. de San
Carlos, propietaria de una parte significativa de los fondos del museo, presidida
por una persona vinculada estrechamente al Partido Popular como es el caso de Manuel
Muñoz y que no ejerce las labores de tutela. Otro tanto sucede con la Asociación
de Amigos del Museo de BB.AA. de Valencia, presidida por el político popular Alejandro
Font de Mora y con unos estatutos que filtran a los posibles asociados de forma
antidemocrática. Estas personas que han accedido al cargo fundamentalmente por
su condición ideológica, deberían replantearse seriamente si son las idóneas para
desempeñar los puestos que ocupan.
La calidad humana y profesional de
las personas que ejerzan en un futuro los cometidos vinculados a Cultura serán
determinantes en el proyecto de “Museo”. Los pasos a seguir son conocidos y no
cuestan un solo euro. Yo ya me he cansado de predicar en el desierto y los
artículos y la secuencia espacial de este blog son un ejemplo de ello.
Esperemos que la confianza en un futuro mejor no sea vana, los valencianos no
nos lo merecemos. "Quien quiere llegar, busca caminos; quien no quiere
llegar, busca excusas".
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