miércoles, 17 de junio de 2015

Un tiempo nuevo para el Museo de Bellas Artes de Valencia


Los cambios políticos que se vislumbra en un futuro inmediato abren un tiempo nuevo y esperanzador en el ámbito de la cultura. Especialmente en el maltratado Museo de Bellas Artes de Valencia. A día de hoy nuestro “Museo Nacional”, tan castigado por los actuales gestores políticos, se encuentra sin conservadores, con una directora sin mérito alguno y con una reforma en marcha que adolece de programa museográfico. Tampoco hay un catálogo razonado de las obras del mismo que haya sido publicado y nunca se han denunciado ante la justicia la consabida “desaparición” de obras de arte, salvo el episodio puntual denunciado en su día por la Federación de Servicios Públicos del sindicato UGT. Inaudito pero cierto.

¿Qué proponen los partidos políticos que están llamados a conformar un nuevo gobierno? Mención expresa al Museo de Bellas Artes de Valencia tan solo aparece referenciada en el programa electoral del PSPV (807): “Adquirimos el firme compromiso de volver a ubicar al Museo de Bellas Artes como centro museístico neurálgico de la cultura y patrimonios valencianos. Alcanzar la finalización de la ampliación y establecer las medidas y recursos necesarios para articular una gestión museográfica que esté a la altura de las colecciones que se conservan. Recuperarlo y redefinir su gestión será una de las líneas estratégicas prioritaria de nuestra política cultural”. Suena muy bien, pero hay que llevarlo a efecto y en su momento no lo hicieron.

Hay consenso unánime en los tres partidos políticos -PSPV, Compromís y Podemos- respecto a la forma de elección de la dirección. El PSPV (806): “Promoveremos la aplicación del Documento cero del sector del arte contemporáneo de Buenas Prácticas en museos y centros de arte a los Museos de la Comunitat Valenciana”. Compromís (41): “Las direcciones artísticas autónomas de los diferentes organismos de la Generalitat se cubrirán por concurso público siguiendo el criterio de buenas prácticas en la gestión, avalado por un proyecto-programa evaluable con un periodo de dos a cinco años de duración”. Podemos (169): “Implantaremos un código de buenas prácticas en el ámbito autonómico con medidas de ejercicio responsable de la Administración Pública y medidas para garantizar la transparencia en las instituciones culturales”.

Para llevar a efecto este propósito y aplicar las “buenas prácticas” de forma correcta se tendrá que cambiar previamente la entidad jurídica del museo, ya que el Museo de Bellas Artes de Valencia no es un instituto autónomo como es el caso del IVAM. Tras la sentencia de 2005, la dirección del museo -con categoría de alta dirección- está sujeta a concurso público, pero solo entre los funcionarios de la Generalitat, por lo que se coarta la libre concurrencia . De hecho en 2005 tras un concurso “fallido” la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte consiguió que la Dirección General de Función Pública modificase las condiciones para optar a la plaza de “director” a fin de que Fernando Benito pudiera presentarse y ganarla. Hasta ese momento la designación del director siempre se había hecho a dedo por designación directa, como es el caso de la actual directora, que accedió a la dirección con “adscripción provisional al cargo”, sin salir a concurso público, como exige la Ley 10/2010, de 9 de julio, de la Generalitat, de Ordenación y Gestión de la Función Pública Valenciana.

Respecto a la deseable coordinación entre los distintos museos valencianos los partidos apuestan por ello, aunque obvian la puesta en marcha del Sistema Valenciano de Museos, establecido en la ley 4/1998, de 11 de junio, de la Generalitat Valenciana, del Patrimonio Cultural Valenciano (DOCV núm. 3267 de 18 de junio de 1998) que jamás ningún gobierno ha puesto en marcha. El PSOE (808): “Potenciaremos la formación y profesionalización de los gestores de la Red de Museos de la Comunitat Valenciana, apostar por la gestión innovadora, la utilización conjunta de recursos y programación. Apostamos por el intercambio de obras entre nuestros museos y la organización conjunta de exposiciones temporales, también la colaboración con museos en ámbitos nacional e internacional, como medida para impulsar la difusión de nuestra riqueza cultural”. Compromís (26): “Crearemos la Red de Museos Valencianos de titularidad pública (sea estatal, autonómica, provincial o municipal) para coordinar y aprovechar mejor los medios existentes. Crearemos el Departamento de Educación Artística al Consorcio de Museos de la Generalitat, formado por educadores artísticos, que ayudan a transformar los almacenes de arte en centros vivos y didácticos”. Podemos (170): “Crearemos órganos de diseño y control de las políticas públicas, en los que participarán los sectores profesionales y la ciudadanía, y Observatorios Ciudadanos de la Cultura que sirvan para evaluar el uso de los recursos comunes, y cuyo objetivo prioritario sea fortalecer un tejido cultural conectado con las demandas de la ciudadanía”.

En mi opinión el Consorcio de Museo de la Comunidad Valenciana, creado por Consuelo Císcar en 1995, no es la institución adecuada para llevar a efecto estos propósitos. El referido consorcio ha vaciado de competencias al Museo de Bellas Artes, que no tiene una infraestructura propia y capacidad de programación de sus exposiciones. Lo mismo acontece con el IVACOR que ha fagocitado al exiguo departamento de restauración. Y qué decir del área de didáctica, mermada hasta extremos inauditos. El museo tiene que ser autónomo, como cualquier institución de su rango y con capacidad de gestión y programación, lo cual no quiere decir que no esté coordinado. Hay que atreverse a desarrollar el Sistema Valenciano de Museos, configurado como una “estructura organizativa que se crea para facilitar la coordinación y tutela por parte de la Generalitat de los museos y colecciones museográficas permanentes que se integren en ella”. 

La categoría de “Instituto” para el Museo de Bellas Artes de Valencia –como lo es el IVAM- es la única solución posible para tener una administración moderna y autosuficiente, capaz de atraer recursos del sector privado. El mecenazgo a través de miembros corporativos o patronos contribuiría de forma significativa al saneamiento económico y a la deseable imbricación del conjunto de la sociedad valenciana en el desarrollo del museo, que sigue siendo en muchos ámbitos un desconocido. El Ministerio de Cultura no aporta ni un solo euro al presupuesto anual del Museo de Bellas Artes de Valencia, cuando la titularidad, el edificio y una buena parte de las colecciones son del Estado. Es el problema de ofrenar noves glòries a Espanya… y no reivindicar lo que es nuestro.

Otro problema es la politización de tres instituciones que son vitales para el Museo de Bellas Artes de Valencia. En primer lugar el Patronato del museo, totalmente inoperante y sin vinculación con la sociedad valenciana. Incumple sistemáticamente el convenio suscrito el 24 de septiembre de 1984 (BOE de 19 de enero de 1985) y el Reglamento de los Museos de Titularidad Estatal y del Sistema Español de Museos, aprobado por el Real Decreto 620/1987, de 10 de abril (BOE 13 de mayo de 1987). Otro inconveniente es la deriva de la Real Academia de BB.AA. de San Carlos, propietaria de una parte significativa de los fondos del museo, presidida por una persona vinculada estrechamente al Partido Popular como es el caso de Manuel Muñoz y que no ejerce las labores de tutela. Otro tanto sucede con la Asociación de Amigos del Museo de BB.AA. de Valencia, presidida por el político popular Alejandro Font de Mora y con unos estatutos que filtran a los posibles asociados de forma antidemocrática. Estas personas que han accedido al cargo fundamentalmente por su condición ideológica, deberían replantearse seriamente si son las idóneas para desempeñar los puestos que ocupan.


La calidad humana y profesional de las personas que ejerzan en un futuro los cometidos vinculados a Cultura serán determinantes en el proyecto de “Museo”. Los pasos a seguir son conocidos y no cuestan un solo euro. Yo ya me he cansado de predicar en el desierto y los artículos y la secuencia espacial de este blog son un ejemplo de ello. Esperemos que la confianza en un futuro mejor no sea vana, los valencianos no nos lo merecemos. "Quien quiere llegar, busca caminos; quien no quiere llegar, busca excusas".